Muchas veces os he comentado que trabajo rodeado de ejecutivos trajeados, no sé algunas veces si me persiguen ellos a mi o yo a ellos. Me acompañan en el trasporte cuando voy a trabajar, trabajo con ellos, desayuno y me tomo copas junto a ellos y con ellos. Yo mismo, aunque no soy un ejecutivo, visto mayormente como ellos. El otro día me acompañaba uno sentado frente a mi en el tren. Él miraba el móvil, sentado despreocupadamente, con su impecable traje azul, sin ser consciente, o tal vez sí, de que el ajustado pantalón le marcaba un paquete tan impecable como su indumentaria. Me dieron ganas de hacerle una foto de recuerdo, pero no me atreví. No importa, en cuanto pude eché un vistazo en internet y este es el resultado.
No es el mismo, pero sí lo es el morbo y placer que me provoca verlos.
Este despliegue de paquetes enfundados en ajustados y livianos pantalones hay que agradecérselos al buen tiempo primaveral que ya disfrutamos. Adiós abrigos y chaquetones que nos ocultan nuestro mayor placer.
Acercarte a un compañero y mientras hablas con él disfrutas de su paquete es todo un placer, pero si lo pillas tocándoselo, eso no tienen nombre.
No sé a vosotros, pero a mi de lo que me dan ganas es de acercarme y como este, bajarle suavemente la cremallera.