Hace unos días me tocaba repasar el recorte y afeitado del vello corporal. No es nada nuevo, lo he comentado muchas veces en el blog, nunca he sido muy velludo pero la edad ha hecho que lo tenga largo y canoso y el llevarlo recortado o afeitado te quita años de encima. Hoy día hay maquinillas eléctricas fantásticas que te lo recortan al largo deseado e incluso te lo afeitan con total tranquilidad. Estaréis conmigo que eso de pasarse una cuchilla por los huevos asusta al más valiente. Para mi no hay placer más grande que verme y sentir la suavidad de mis huevos totalmente afeitados.
Viendome en estas imágenes se entiende bien lo que digo. Eso no quita que también me gusta ver en otros tíos unos huevos velludos, tienen también su encanto y su morbo. Pero eso sí, velludos de verdad, nada de cuatro pelos largos. Eso me parece de descuidado y sucio, para cuatro pelos mejor te los afeitas. En la entrada anterior os hablaba de los placeres de pajearse estimulándonos el punto G. Eso me ha traído a que os hable ahora de los huevos, porque otro de nuestros grandes placeres es pajearnos viendo nuestros huevos en movimiento, acariciandonos y, por qué no, estrujandonos los huevos.
No me digáis que no es un verdadero placer cuando nos pajeamos sentir el peso y el movimiento de nuestros huevos, arriba y abajo o golpeándonos en nuestro perineo.
Notas como se te endurecen, te golpeán y te impiden cerrar las piernas que quieres abrir más y más para darles espacio donde golpear a placer.
Llegando un momento en el que los haces partícipes de la propia paja, los frotas a la vez que la polla, los agarras con más o menos fuerza. Sientes como te arden en la mano y como incrementas tu placer a la vez que los estrujas. Y cuando nos corremos parece que en cada apretón que le damos nos corremos más y más.
Sólo el pensarlo me hace llevarme la mano al paquete, y seguro que más de uno de vosotros ahora también se toca los huevos y, como yo, se está derramando poco a poco humedeciendo los calzoncillos. Lo confieso, me gusta más tocarme los huevos que la propia polla, y cuando he tenido la oportunidad de estar con otro tío de igual manera me gusta más agarrarle los huevos que la polla. En unas minivacaciones, hace poco tiempo, no me preguntéis ni el cómo ni el dónde, tuve la oportunidad de pajearme con otro tío, a pesar de que tenía una considerable polla, digna de admiración, nunca pensé que una polla podía ser tan gorda, lo que más me gustaba era estrujarle con mi mano los huevos, ni que decir tiene que proporcionados con tan lustrosa polla, totalmente afeitados, suaves y calientes, sentir como los dos huevos se estrujaban uno contra el otro en mi mano era tan placentero para mi como para él, que se retorcía en una mezcla de dolor y place. Me gustaba tanto ver y sentir esos huevos afeitados y gordos que casi no me cabían en la mano, tanto o más que su gordísima polla que frotaba con una mano mientras en la otra sentía sus huevos. Él a la vez me pajeaba a mi pero sin mostrar tanto interés por mis huevos como yo por los suyos. No a todos nos gusta lo mismo. Estoy seguro que muchos seréis de los míos y otros de los suyos. Muchos disfrutaréis con unos buenos huevos y otros con una buena polla. Para gusto los colores. Aunque pocos se podrán resistir a esto:
Me gustan estos huevos relajados. Me los imagino en mi mano, escurriéndose entre mis dedos.
Estos perfectamente definidos entre todo ese vello, me dan ganas de cogerlos por separado, cada uno con una mano y apretarlos poco a poco hasta hacer que se corra de placer.
Estos dos son pequeños pero realmente deliciosos. Dan ganas de acercar la cara, olerlos, seguro que huelen a limpio, a recién duchado, y después de lamerlos un rato con la lengua metermelos los dos en la boca.
No me digáis que le ponéis pega a estod dos huevos esculturales. Están pidiendo acercarf la boca y succionarlos por separado. Primero el derecho y después el izquierdo y quedarte en la boca con todo su sabor y dejar al tío retorcieéndose de dolor y placer.
Qué decir de éstos. Puedo hasta oler ese sudor que destilan. Húmedos, calientes, relajados y pesados. Apartaría esa polla deliciosamente relajada, la dejaría sobre ese vello negro y suavemente bajaría mi dedo corazón, desde la base de la polla por esa línea que divide el escroto en dos, hasta la parte interior del perineo y dejaría que descansaran sus huevos en mi mano mientras suavemente acariciaría con mi dedo su ano y poco a poco lo introduciría buscando ese punto que le hiciese retorcerse de placer.
Me gusta cuando los huevos se definen de esta forma tan clara. es inevitable no querer tocarlos, y ese culo peludo y suave nos está invitando a placeres mayores.
Qué os parecen estos huevos asomando entre esos muslos peludos? Son de un morbo exagerado. Me dan ganas de agarrarselos con una mano y con la otra estrujarle los muslos dejándoselos fuera.
Sublime!!!. Estos quiero agarrarlos con polla incluida, sentirlo todo dentro de mi mano. Aunque creo que necesitaría las dos para abarcarlo totalmente. Qué gustazo de huevos!!!
Por qué nos gusta tanto a los tíos sentarnos en esta postura? Las piernas se nos abren, los huevos y la polla cuelgan relajados. El gustazo se incrementa si es que lo vemos hacer a otro. No me digáis que no dan ganas de acercar la mano y tocarle esos huevos que le cuelgan, y mejor si lo hacemos desde la espalda, metiendole la mano por detrás y, de paso, acariciarle el ano, que en esa postura se relaja como nunca.
De pelotas va la cosa. Está claro, quiere enseñarme sus "pelotas". bien definidas las "tres". Una me intereza bien poco, las otras dos me muero por tocarlas. Bien colgonas y pesadas prometen, como a mi me gustan.
Así. Así me gustan a mi!. Qué sensación esa de estar totalmente relajado y sentir el golpeteo de tus propios huevos en los muslos. Y qué placer ver los de este tío. me dan ganas de meterme en la ducha con él y labarle bien esos magníficos huevos, pero no esponja y jabón, con mi propia pengua y mi saliba. La boca se me hace agua sólo de pensarlo.
Y para pensarselo bien lo que me gustaría hacer con estos huevos. Deja tus piernas así bien abierta y déjame jugar con ellos, hasta que tu polla se te ponga bien dura y los huevos se aprieten dentro del escroto por el placer. En ese momento...
... como hacen estos, se los agarraría con fuerza con una mano mientras que ...
... con la otra le haría una paja hasta ver como se corren con los huevos pricioneros queriendo reventar de placer.
Os habéis fijado como se quedan los huevos después de una buena corrida. El escroto se contrae y se arruga y los huevos se nota como parecen palpitar dentro y que están aún mas gordos que antes de corrernos.
Despúés de todo este despliegue de huevos y huevones, sólo se me apetece estar con otro tío y, como estos dos, disfrutar de tan noble parte de nuestra anatomía.
Y no sólo tocarnos, también saborearlos, poco a poco...
... suavemente, con largos y sabrosos lametones...
... hasta volvernos locos con la boca llena de tanta testosterona encerrada en esa bolsa tan sublime que nos cuelga a los tios entre las piernas.
Y para terminar de morirnos de placer nada como darle movimiento a nuestros huevos con una buena follada. Ese es el estado y movimiento natural de los huevos, y o hay mayor placer que tu pareja te los acaricie mientras le follas lentamente pero sin pausa.
Fijaros que imagen más sublime, la de los huevos folladores hinchados de placer, apretados, definidos subiendo y bajando por el perineo y formando parte de esa polla que en cada envestida se endurece cada vez más, y después los huevos del follado que se pajea a placer, en movimiento compasado, transformados en una sola bola que con cada frote de la mano sube y baja igualmente.
Y para terminar, yo ya no puedo más, sentir ese golpeteo de los huevos, primero violento, con todas nuestras fuerzas. Quermos meterla hasta el fondo, queremos sentir como le golpean nuestros huevos. Nuestra pareja lo siente, lo sabemos por sus gemidos de placer. Pero las fuerzas aguantan lo que aguantan y terminamos suavemente y el placer se incrementa, el de los dos. Ya no golpean, solo se sienten, hinchados, ardiendos y deseosos de reventar.
¿Os ha quedado claro mi admiración por unos buenos huevos?