Cuando no se tiene el todo nos conformamos con una parte.
Todo se puede dividir en partes.
Todo se compone de diferentes partes.
Todo se puede descomponer en partes.
El todo nunca es mejor que sus partes.
Las partes hacen el todo.
Y sin cada parte en su lugar y en su momento nunca tendríamos la belleza del todo.
¿La belleza es del todo, o de lo que aporta cada parte?
La belleza sólo la descubren los que son capaces de detenerse en un detalle.