¿PLACER A MEDIAS O PLACER MULTIPLICADO POR DOS?

Un amigo me ha escrito dándome las gracias por la buena tarde que ha pasado este fin de semana gracias al blog. Por lo visto estaba sólo en casa disfrutando de ls últimas entradas del blog, con un recalentón del quince, cuando se le ocurrió llamar a un amigo. Después de un café y de la charla pertinente le enseñó el blog. Lo vieron, lo comentaron y por supuesto se calentaron a tope. Era evidente que, llegados a un punto, a los dos algo no les cabía dentro de los jean. Tanto que sin pensarlo se desnudarón y se dejaron llevar por el calentón. No me ha dado más detalles, no sé si porque no los recuerda o porque no se pueden contar.

Reconozco que cuando leí el correo sentí una cierta envidia. Qué suerte tener un amigo con el que compartir estas intimidades. Es cierto que los casados tenemos con quien compartir y desahogar nuestros calentones, pero estos momentos hedonistas y personales no. Follar está genial, pajearse solo a placer es necesario, recomendable y también genial, pero pajearse a medias con otro tío es otra cosa. Es como un ritual secreto entre iguales, algo primitivo y mágico.

Puede que comience como algo individual, personal, una broma entre amigos...

... cada uno con la suya, sin "mariconadas", se suele decir.

Pero siempre llega un momento en el calentón que nos fijamos en la del otro.

Y sentimos la necesidad de agarrarsela y de sentirla en nuestra mano.

Y lo mejor de todo es que sentimos que al otro y a nosotros nos gusta, nos da un placer especial, desconocido.

 

 

 

 

Es entonces cuando el otro nos imita y hace lo mismo, agarrarnos nuestra polla con fuerza y ...

... ahora viene esa paja compartida, secreta, a medias, al ritmo que nos pide nuestro placer pero en un cuerpo diferente.

Terminará en una corrida distinta a todas sin controlar por uno mismo y doblemente placentera, por nosotros y por el otro.

¿Placer a medias o placer multiplicado por dos?