domingo, 3 de noviembre de 2013

MICRORRELATO III


COMO UN SUEÑO


Qué raro son a veces los sueños, como la propia vida, extraña y rara.

Que haya tenido un sueño húmedo no es raro. Me pasa muchas veces, que me despierta el escalofrío del semen derramado sobre mi vientre o sobre la fría sábana.

Que me despierte durmiendo sobre la alfombra tampoco es raro. Una buena siesta se duerme en cualquier lugar.

Lo raro fue que ese slip en el que metía como siempre mi mano al despertar, en ese gesto tan primario y placentero, no era mío, y lo verdaderamente extraño era oír caer el agua en la ducha de mi baño.

4 comentarios:

  1. Un despertar con sorpresa. Para este chico imagino un hombre con experiencia capaz de sacar el lado más sensual y erótico de uno mismo
    ADOL
    Por cierto olvidé firmar los otros dos comentarios. Solo para que sepas que soy yo amigo Leo.

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  2. El sonido del agua en el baño...cuantas conclusiones puede sacar la mente a partir de ahí.
    Me ha gustado, y también me ha gustado la sencilla descripción de ese gesto tan natural, tan espontáneo pero también tan sugerente de la propia mano dentro del propio calzoncillo...

    Ahora mi pequeña contribución a tu juego, tan placentera de efectuar un domingo por la tarde:

    "Te echo tanto de menos...
    ...y a veces sin querer deslizo la mano a mi entrepierna y acaricio mi polla pensando que es tu polla la que estoy acariciando, sintiéndola poco a poco más turgente y más pesada, y no me cuesta nada imaginar que es tu dedo el que resbala entre mis nalgas, ni creer que si miro abajo podré ver tu sonrisa cómplice entre mis muslos un momento antes que tu lengua vuelva a hacerme arquear la espalda, clavar las uñas en la alfombra y suplicarte...suplicarte que...
    ...que vuelvas.
    Porque ya lo sabes.
    Te echo tanto de menos..."

    Un saludo, amigo.

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  3. No queria despertar. El sueño que estaba teniendo era placentero y muy real. Sentia las sensaciones sobre mi piel. Resultaba muy real. La habitacion estaba oscura y la ventana entreabierta. Se podia oir el rumor de las olas y la luz del viejo faro entraba por la ventana de forma intermitente iluminando el cuarto tenuemente. Estabamos los dos en cama, desnudoa, piel con piel entregandonos a nuestros instintos sexuales. El me besaba con pasion a medida que sentia su potentisima ereccion en mi vientre. Sus caricias eran certera y placenteras y su boca recorria todo mi cuerpo humedeciendolo con su saliba. Mis gemidos alcanzaron explendor cuando bajo hasta mi polla y se la metio de lleno en su boca, chupando de forma deliciosa mientras yo le agarraba del pelo. Tire de el hacia arriba besandolo con deseo saboreando en su bica el sabor de mi propia polla. Lo empuje hacia la cama dejandolo acostado y me tire encima de el dandome la vuelta para hacer un 69. Su falo era un manjar. Duro, grande, y los dos nos chupamos mutuamente. El llego a correrse en mi boca llenandome de su sabrosa levhe pero yo no. Lo bese con su semen en mi boca, pasandoselo y tragando los dos. El me aparto de repente y se abrio para mi dejandome su hermoso culo a mi disposicion. Se lo chupe y luego le penetre de forma delicada a lo que el reaccioni con un grito primero de dolor y luego de placer. Me agarro dw las nalgas y empezo a marcar el tio de mis embestidas que yo poco a poco aumente para acabar corriendome dentro de el a medida que todo mi cuerpo conbulsionaba de palcer.
    Me desperte en la alfombra desnudo, solo llevaba puestos los slip y me estaba agarrando el paquete cob la mano por dentro del calzoncillo. Ya era de dia y olia a semen y sexo. Me di cuenta de que mis calzpncillos estaban secos. No himedoa y acartonados como cada mañana que me despertaba despues de un sueño erotico. Mire para la cama y me di cuenta de que no habia sido un sueño. Duemiendo en ella estaba el tio con el que habia follado en mis sueños, bueno no rn mis sueños porque todo habia sido realidad.
    Saludoa mios y de mi paquete
    Canterville

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  4. La estruendosa alarma del reloj es la que me despierta. Me levanto de la cama y con tus slips como única prenda, camino por nuestro departamento hacia la cocina. La alfombra de la sala me obliga a desviar mi camino, el recuerdo de nuestra primera noche en ese lugar acude a mi mente como en un sueño, te extraño, extraño tus besos, el olor de tu piel, el calor de tu cuerpo, la fuerza de tus brazos, la manera en que tus manos expertas me recorren con pasión y extraño nuestros cuerpos cubiertos de sudor y semen.
    Mis amantes de papel y tinta a los que acudo cuando tu no estas se deben sentir celosos por lo que acabó de hacer, pero tu llamada de anoche contándome lo mal que la estabas pasando me dejó preocupado, espero que el desayuno de cortesía te levanté el ánimo.

    No pude evitar hilar las dos historias anteriores con esta, así que si algo no entienden, busquen y lean las otras, espero que les gusten las tres. Saludos

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