NOS TOCAMOS PORQUE QUEREMOS Y PORQUE NOS GUSTA

Seguro que estáis de acuerdo en que uno de nuestros mayores placeres es tocarnos el paquete, tocarnos las pelotas, sentir la polla en la mano. Por supuesto, no me estoy refiriendo a pajearnos, me refiero a sólo tocarnos en un momento dado, tocar por tocar, sin buscar nada más.

Que gustoso es meterse la mano por la cintura del calzoncillo, del pantalón, el bañador, o la prenda que sea y recolocarlo todo bien en su sitio a la vez que recordamos su tacto, su calor y su volumen.

 Lo hacemos a solas o en compañía, no nos importa, además es algo contajioso. En cuanto vemos a uno al lado que lo hace lo repetimos nosotros.

 

 Parece que intentamos decir: eso que tu tocas con tanto placer también lo tengo yo.

 

Otro de los momentos en los que no podemos evitar echarnos mano es cuando notamos que la tenemos dura. Nos gusta sentirla en su estado natural y ver como luce aunque sea bajo los pantalones.

Aunque si estamos sólos y nos lo podemos permitir no nos resistimos en ese caso a bajarnos los pantalones y a darle toda la libertad y tocárnosla a placer.

Quien se ha resistido a, polla en mano, ponerse frente al espejo y vernos con tanto "poder entre las manos".

Lo dicho, todo un placer, sin necesidad de nada más.

Pero para placer sublime, al menos en mi caso, es sentir en mi mano los huevos. Qué sensación, después de una relajante ducha, abusar de la crema hidratante corporal cuando llego a los huevos ...

Y cómoresistirmecuando estoy sólo, tumbado y relajado tocarme a placer los huevos. Seguro que no soy el único que tiene esta saludable costumbre.

Estoy seguro que, ahora mismo, más de uno hace esto mismo.

Pero, aunque nos guste, no apretéis tanto o terminaréis con una tremenda erección con su correspondiente corrida.

Lo más divertido, no se si os habrá pasado, a mi sí,es cuando estando en estos menesteres alguien nos llama y nos ponemos al teléfono. No hay situación más morbosa y divertida en el mundo: una mano en los huevos o agarrando con fuerza la polla, la otra en el teléfono y al otro lado de éste cualquiera ajeno a nuestro placer.