Hoy me he levantado con ganas de tocar otros paquetes que no sea el mio y otros culos, por qué no.
De todas formas me apetece eso de tocarlos por encima de la ropa, no me hace falta meterles la mano por los pantalones o los calzoncillos.
Cuanto daría por echarle mano a esos ejecutivos que me rodean en el trabajo. Al trabajo no, pero a ellos los echo de menos ahora en vacaciones.
Esto es un placer no solo para el que toca, también para el que es tocado. ¿Alguno de vosotros ha tenido la suerte o la valentía de hacer algo así en el trabajo? Yo no.
Me tengo que conformar, y no me lo reprimo, con tocarme mi propio paquete bien enfundado en mis calzoncillos y mi pantalón.
Muchos, como yo, sabrán que es un verdadero placer con el que hay que tener cuidado porque puedes llegar a correrte y no todos los pantalones soportan y esconden una buena corrida.
Por falta de ejecutivos trajeados marcando paquete a los que meterles mano, también me conformo con una buena sobada como estas, a pantalón quitado y con un buen paquete marcando bajo un slip.
Y ya puestos bajemos un poco y sigamos con la boca, al igual que la mano también tiene derecho a su minuto de placer.
Espero que uno de estos días, que los vestuarios de mi piscina están menos concurrido, me pueda dar un caprichito como este.