HABITACIÓN 207
Siempre me quedaba en el mismo hotel. Siempre me guardaban la misma habitación.
- "Buenos días Señor. Bienvenido de nuevo. ¿La 207?
Lo que no me imaginé nunca es que al abrir la puerta aquel día, sobre la cama deshecha, ¿dormido?, ¿muerto?, ... desnudo, deslizándose por su infinita espalda la tímida luz que dejaba entrar la ventana, me encontré aquel hombre. Sin saber por qué entre, cerré la puerta y en ese preciso momento fue cuando me dí cuenta. El recepcionista de la bonita sonrisa no estaba hoy.
- "Buenos días Señor. Bienvenido de nuevo. ¿La 207?
Lo que no me imaginé nunca es que al abrir la puerta aquel día, sobre la cama deshecha, ¿dormido?, ¿muerto?, ... desnudo, deslizándose por su infinita espalda la tímida luz que dejaba entrar la ventana, me encontré aquel hombre. Sin saber por qué entre, cerré la puerta y en ese preciso momento fue cuando me dí cuenta. El recepcionista de la bonita sonrisa no estaba hoy.
Hummmm, el de tu microrrelato sí que es un buen servicio de habitaciones, jeje.
ResponderEliminarAquí va mi contribución a tu experimento literario.¡que buenos son los fines de semana que uno tiene tiempo para estas cosas!:
"...todas las dudas que aun quedaban, los complejos y los miedos, volaron como pájaros por la mañana cuando nada más despertar aspiré tu aroma entre las sábanas y descubrí que...
...que ya te estaba echando de menos..."
¡Un saludo!
El agua caliente resbalaba por mi cuerpo. Era agradable. La noche anterior habia sido un sueño hecho realidad. Tantos años a su lado y tan lejos a la vez sabiendo los dos que, a pesar de no halar ni una dola silaba del tema, lo que sentiamos el uno por el otro era mutuo y a la vez imposible. Magnifico momento en que nuestro jefe nos habia mandado a aquel congreso laboral lejos de la ciudad y bendita equivocacion del hotel al asignarnos la misma habitacion. Y las casualidades existen pues no habia mas habitaciones libres. Nos tocaba compartir cuarto, cama, espacio, intimidad.......y amor, amor contenido por tantos años y demostrado en la pasion que habiamos dejado desbordar entre las sabanas.
ResponderEliminarSali de la ducha, abri la puerta del baño completamente desnudo,mojado, y ahi seguia el, acostado en la cama. Boca abajo y desnudo con un brazo caido hacia el suelo. Era un adonis. Las formas desnudas de su cuerpo eran lineas artisticas. Su espalda, sus nalgas perfectas. Dormia agotado despues de tanta pasion nocturna. No podia dejar de mirarlo. Me eche encima de el. Aun olia a su embriagante perfume mezclado con un tenue olor a sudor provocado por la fogosidad de los momentos intimos. Se removio debajo de mi y me dedico una sonrisa matutina encandilante seguida de un profundo beso lo que provoco mi ereccion al instante. Los dos nos volvimos a rendir ante la pasion y nos entregamos en un acto de amor sin limites.
La hora de marchar llego y ambos salimos de la habitacion despidiendonos con un abrazo tan intenso e intimo que parecia que nadie podia separarnos y los dos miramos para la puerta.
-Nos volverenos a ver sin que sea en la oficina y pronto verdad? -dije yo
-si, en la habitacion 207 -dijo el mirando a la puerta y acariciandome el pelo
Saludos mioa y de mi paquete
Canterville
Te quedaste mirándome largamente, admirando mi espalda desnuda, mi cabello revuelto por los sueños plenos de fantasías, mis párpados cerrados para poder soñar nuestro encuentro, mis manos laxas esperando el contacto tibio con tu piel, la caricia de tus labios para despertarme.
ResponderEliminarTemías despertarme, mas ansiabas que estuviese despierto. Cuando abrí los ojos se iluminaron los tuyos mientras te decía con mi bonita sonrisa.
- Buenos días, Señor 207. Bienvenido
Y cerraste mis labios con tu indice derecho, para no perturbar el silencio de la mañana.
Este relato es de libre continuación. ¿Qué hará el señor que alguila la 207? ¿qué clase de juegos harán juntos? Solo de pensarlo...
ResponderEliminarUn buen fin de semana, eso era todo lo que quería, pensé que era un hecho cuando me asignaron la habitación 207, mi número de la suerte, pero por desgracia perdieron mis maletas en el aeropuerto y se descompuso el taxi. Por lo menos, llegando al hotel debí darles lástima pues el atento y apuesto gerente, ofreció llevarme personalmente el desayuno por cortesía de la casa. Abatido entré a la habitación, me di un baño, y al salir me tire en la cama.
ResponderEliminarMe despertó el sonido de la puerta al abrirse, yo seguía desnudo y desanimado, imaginé que quien hubiera entrado no tardaría en irse, así que no me moví. No tardé en escuchar que la puerta se cerraba de nuevo, pero para mi sorpresa no me había quedado sólo, el ruido del carrito me recordó que debía ser el el gerente y su queda voz intentando despertarme lo confirmó. Yo seguía quieto intentando decidir que hacer, pero no hizo falta, el suave y tímido rose de sus labios robándole un tierno beso a los míos me hizo sonreír, mi número de la suerte si me iba a hacer pasar un buen fin de semana después de todo.